1 nov 2011

A LA "ESCUELA DE LA VIDA" EN LIXEIRA


(ANS – Luanda) – El padre Santiago Boix, salesiano uruguayo, recibió el mandato misionero el pasado 25 de septiembre, pero ya desde el año 2009 se encontraba en misión en Angola, en la capital. Ahora que vuelve narra algunas experiencias que lo han enriquecido. 

Fue enviado a uno de los barrios más pobres y violentos de Luanda, que por algo es llamado “Lixeira” (basura). Pero su mirada va más allá del primer impacto: “Cuando a los misioneros en África se les pide hablar de la misión frecuentemente se narra sólo lo que hacemos, la pobreza, las dificultades... quiero iniciar con algo diferente que podemos llamar “La escuela de la vida”.

En esta escuela he tomado diversas lecciones. La primera fue apenas llegado. Los muchachos lo invitaron al campo de básquet y le dijeron que querían algunas cosas de él. “Inmediatamente pensé que querían un balón o un entrenador – admite  Boix – pero no! Me dijeron: ‘tenemos necesidad de un director espiritual, alguno que esté con nosotros y anime nuestra fe, y queremos que seas tú’. Aprendí entonces la primera lección: el primer puesto en el corazón es para Dios, y mi misión era caminar junto a los muchachos sobre los pasos de Jesús. El resto era secundario.

La segunda sucedió poco después, cuando algunos de los animadores volvían tristes a la obra porque habían sido echados fuera de una casa de blancos a la hora del almuerzo. “Entendí que en esta escuela siempre hay un puesto para una persona o para dos o también 10 o más! La familia es más que un légame de sangre o de vínculos…la solidaridad, la hospitalidad, el cuidado por los otros son cosas naturales que, desgraciadamente, en nuestra cultura, hemos olvidado porque estamos encerrados con rejas y alarmas. Esta era la lección de la solidaridad entre los pobres, entre los amigos de Jesús”. 

La tercera entre tantas otras, es el uso del tiempo. Un vez una mujer vino a pedirme venga Padre Boix a bendecir a mi hijo enfermo, que se ha quedado en casa. El padre Boix ya se había comprometido con varios trabajos, pero aceptó porque la mujer le dijo que la casa era muy cercana. “En realidad estaba muy lejos, para mí, que sólo me preocupaba de mis cosas personales y no de la caridad”. Después de mucho tiempo llegamos, oramos juntos, fue un momento extraordinario. De allí pase a otra casa y después a otra… Aprendí que Jesús tenía necesidad de ser cuidado en el rosto de los enfermos (….) y que muchas veces corremos detrás de aquello que no es importante”.

“Lixeira – concluye el padre Boix – es una gran escuela de vida, donde Dios está presente de una manera muy clara, y pienso que muchas personas son santas, muchos jóvenes en particular, también si jamás suben a los altares o no les dedican estampas. (...) Así, en esta escuela estoy aprendiendo que las cosas esenciales de la vida son pocas, y entonces, aquí, en la “basura”, con ellos, lo siento lo experimento y lo disfruto infinitamente hasta que Dios me lo permita”.

En ANS Channel está presente un VIDEO  en el cual el misionero narra la historia de su vocación.


Publicado el 25/10/2011